LOS INCENDIOS FORESTALES SE APAGAN EN INVIERNO

Damos la bienvenida al invierno, esta época del año donde además de comenzar a disfrutar de más horas de luz, los termómetros alcanzan temperaturas más bajas y los pluviómetros se empiezan a alegrar. En definitiva, un periodo anual con bajo riesgo de incendios forestales.

LOCALIZACIÓN

La Península Ibérica se encuentra en una zona templada, con un clima muy heterogéneo, a nivel territorial y estacional, con veranos cálidos y secos, cada vez más, e inviernos fríos y húmedos, cada vez menos.
Como buena zona templada se caracteriza por disfrutar de las cuatro estaciones meteorológicas, aunque poco a poco menos definidas. Las plantas, los árboles, la mayoría de ellos cambian con las estaciones del año
Primavera: El aire y la tierra se calientan poco a poco, las horas de luz diarias también aumentan y las precipitaciones en forma de chubasco y tormentas están a la orden del día, favoreciendo el crecimiento de la flora caducifolia.
Verano: Predominan las temperaturas altas, la escasez de precipitaciones y por lo tanto disminuye la humedad relativa en el aire y en el suelo. Durante esta estación la flora puede seguir creciendo y dando frutos.
Otoño: Temperaturas gradualmente más bajas, al igual que las horas de luz. Aumento de las precipitaciones y ocasionalmente heladas. Las hojas de la flora caduca cambian su color verde por tonos ocres hasta secarse y mudar.
Invierno: Caracterizado por temperaturas más frías, precipitaciones en forma de lluvia y/o nieve y pocas horas de luz. La flora detiene su crecimiento en esta época, su metabolismo entra en letargo.

VERANO 2022

La Península Ibérica se despedía del estío por todo lo alto: un verano extremo y de récord.
42 días de calor, 3 olas de calor con temperaturas disparadas que se han salido de los registros por su severidad, amplitud geográfica y duración. Todo ello acompañado de una falta de lluvias, también histórica, y una devastadora temporada de incendios.
La superficie quemada en 2022 supera la calcinada en los cuatro años anteriores. También cuatro veces más de grandes incendios* que la media de la última década. Más de 300.000 hectáreas perdidas de biodiversidad, bienes materiales, desalojos y vidas humanas durante 93 días y 16 horas.
Los incendios, mayoritariamente, se producen en esta estación del año. Las temperaturas son más altas y los campos y bosques están más secos; ahora bien, esto va a seguir siendo así y, en aumento, los próximos veranos. Por lo tanto, ¿nuestro futuro es que cada vez haya más incendios y más destructivos?
*Grandes incendios: Aquellos que superan las 500 hectáreas quemadas.
INCENDIOS FORESTALES
Si analizamos el cuándo y dónde se han producido en nuestro país los grandes incendios de este verano podemos obtener rápidamente una visión del gran impacto que tienen las altas temperaturas en el desarrollo de estos fuegos.
Junio
Aún no había comenzado el verano estacional y del 12 al 18 de junio tuvimos la primera ola de verano. La cual afectó a 39 provincias con una anomalía de 3,2ºC.
Durante estos siete días se desarrollaron incendios forestales por distintos puntos de la geografía ibérica. El 15 de junio se inició el primer gran incendio de la temporada en la sierra de la Culebra (Zamora), afectando, hasta el 24 de junio, casi 30.000 hectáreas.
Despedíamos esta primera ola de calor con un nuevo gran incendio en Navarra, calcinando 7.000 hectáreas durante 5 días.
Inauguramos el estío sin grandes anomalías en las temperaturas, manteniéndose hasta el 9 de julio, cuando una segunda ola de calor abrasaba toda la península.
Julio
Durante 18 días, hasta el 26 de julio, aguantamos anomalías de 4,6ºC en 43 provincias españolas.
Nada más comenzar esta segunda ola de calor, en Ladrillar (Cáceres) ardían más de 12.000 hectáreas durante 10 días. Uno de los focos de este incendio afectó a la comarca de Las Hurdes, expandiéndose también por la provincia de Salamanca.
Pero julio ya había comenzado con un gran incendio en la zona de Lugo y Ourense. Desde el 28 de junio hasta el 23 de julio ardieron más de 13.000 hectáreas entre Folgoso do Courel y Carballeda de Valdeorras.
Y de Oeste a Este, en Ateca (Zaragoza) se calcinaron entre el 17 y 27 de julio 14.000 hectáreas, el 93% en sólo 4 días.
Agosto
Empezábamos el mes ya asfixiados, desde el 30 de julio hasta el 15 de agosto, se registraron anomalías de 3,8ºC en más de 25 provincias.
La peor parte de este mes, en cuanto a incendios forestales, se la llevó la Comunidad Valenciana, superándose en cada incendio el mayor de la región en los últimos diez años.
El 8 de agosto comenzaba en Bejís (Castellón) y en La Vall d’Ebo  (Alicante) dos grandes incendios de 19.000 y 12.000 hectáreas calcinadas respectivamente. El de alicante duró 20 días, 5 más que el de Castellón. Sin embargo, la ferocidad y las imágenes que nos dejaron el de Castellón, con la gente atrapada en trenes de media distancia, harán que lo recordemos por más tiempo.
A pesar de ello, la crueldad con la que se ensañaron los incendios forestales este verano en la sierra de la Culebra (Zamora), nos hacen recordar el segundo incendio en esta zona. Durante casi un mes, del 17 de julio al 14 de agosto, enlazando la segunda con la tercera ola de calor, ardieron 36.000 hectáreas más en esta área rural.
Agosto no daba tregua, durante 10 días, hasta el 21 de ese mes, ya sin ola de calor que nos achicharrase, 9.000 hectáreas ardieron en Borja (Zaragoza).
En Septiembre, hasta que finalizó el verano, se siguieron registrando incendios forestales en la península ibérica. Aunque con la ausencia de las olas de calor, se favoreció la disminución del daño de los mismos.
Es verdad
Las altas temperaturas y la sequedad de la tierra no son los únicos parámetros que determinan el favorable desarrollo de los incendios forestales. La gestión forestal sostenible de estos enclaves influye sustancialmente en su posible conato.
Es verdad que un incendio forestal es una catástrofe natural, que destruye y altera el ecosistema.
Es verdad que la mayoría de las veces se produce directa o indirectamente por la acción del ser humano.
Y es verdad que muchas veces por las condiciones climáticas o del lugar es muy difícil su control.
Sin embargo, existen medios de prevención, de control y de gestión para que el efecto producido por el incendio sea menor o casi inexistente.
GESTIÓN FORESTAL SOSTENIBLE (GFS)
Los bosques aportan importantes beneficios tanto a la sociedad como al planeta, purifican el aire y el agua, albergan más de ¾ partes de la biodiversidad terrestre mundial.
Un bosque bien cuidado protege su biodiversidad y sus ecosistemas. Un bosque debidamente atendido es un bosque gestionado de manera sostenible. Esta actividad forestal disminuye el riesgo de incendio, plagas y enfermedades, reduce la deforestación y protege los bosques primarios. Además, favorece en su entorno el desarrollo de actividades económicas, culturales y sociales, complementarias a la forestal y también las explotaciones económicas alrededor suyo de naturaleza turística.
Unos bosques cuyos recursos son aprovechados, no disminuyen su superficie forestal, sino que la aumentan. Esta afirmación está contrastada en el último informe del State of Europe’s Forests 2020.
La GFS garantiza el reemplazo de los árboles. Teniendo en cuenta que el período medio de duración del turno de corta puede situarse en torno a los 25 años y que a partir de su edad de madurez el árbol no absorben más C02, y su tasa de fijación se vuelve negativa, el relevo de estas masas forestales es una de las mayores herramientas que tenemos contra este gas de efecto invernadero.
En invierno damos la bienvenida a la época del año en la que se pueden realizar estos trabajos, mientras tiene lugar la hibernación de la flora. No podemos controlar las olas de calor, ni los vientos, ni las precipitaciones que pueden caer en nuestro terreno, pero si podemos trabajar durante el resto del año, para que la pérdida de nuestra biodiversidad y ecosistemas no sea tan devastadora.
El tema de los incendios forestales es complejo y extenso, pero espero haberos hecho reflexionar para entre todos, como sociedad, iniciar un cambio en la gestión y planificación de nuestro territorio.
¿Qué podemos hacer? A continuación os dejo un artículo con información complementaria sobre el equilibrio entre la conservación y gestión de nuestros bosques: el “Modelo Soria”.
Muchas gracias.
Toca Madera · Irene Jimeno

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