En 1987 con la publicación del Informe Brundtland aparece por primera vez el concepto de desarrollo sostenible el cual alertaba y trataba de buscar soluciones a los problemas derivados de la industrialización y el crecimiento poblacional. Poco a poco, a partir de este momento se ha ido buscando un equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social.
Dentro del concepto de la sostenibilidad, existen varias vertientes, entre las que se encuentra la ambiental, la cual defiende que la naturaleza no es una fuente inagotable de recursos y vela por su protección y su uso racional, abarcando la sostenibilidad ambiental desde distintos frentes como puede ser el del ahorro de recursos, la apuesta por la movilidad sostenible, inversión en energías renovables, innovación en la construcción y arquitectura sostenible.
El pasado 19 de mayo se publicó en el BOE el Real Decreto 293/2018, sobre la reducción del consumo de bolsas de plástico. Con esta medida se intenta minimizar el problema que supone la acumulación de residuos generados por la utilización cada vez mayor de plástico, según datos de Greenpeace, la producción de plásticos se acercará en 2020 a las 500 millones de toneladas.
El efecto negativo de la utilización de bolsas de plástico es cada vez más asumido, tanto por la generación de residuos no biodegradables como por proceder de una materia prima no renovable. Sin embargo, con la madera existe un problema parecido, y del cual no estamos concienciados, porque aunque es una materia prima renovable, y en principio sostenible, es necesario tener un control sobre la explotación de este bien natural, ya que una gestión forestal no controlada, puede provocar que no exista una renovación apta para demandas futuras.
El 3 de Abril de 2008 Greenpeace publicaba la “Guía de la Buena Madera” con el objetivo de promover y orientar sobre el consumo de madera. Esta guía selecciona aproximadamente las 30 especies más comunes en el mercado español y las agrupa en cuatro grupos en función de su sostenibilidad:
Maderas recomendadas: maderas con  sello FSC, la madera reciclada y el corcho.
Maderas aceptables: castaño, haya, roble, pino silvestre y laricio, nogal, bambú, etc.
Maderas problemáticas: abeto, alerce, hemlock, eucalipto, pino radiata, cedro rojo, etc.
Maderas de alto riesgo: merbau, iroko, ipé, teca, wengué, jatoba, meranti, sapelli, etc.
En el apartado de las maderas recomendables, se encuentran las que contienen el sello FSC (Forest Stewardship Council).  En español, Consejo de Administración Forestal que se define en su propia página web (https://ic.fsc.org/es/what-is-fsc) como una organización internacional sin ánimo de lucro, la cual establece los estándares sobre lo que es un bosque manejado de forma responsable, desde un punto de vista tanto ambiental como social.
La certificación FSC, basándose en una red global ambiental, social y económica, garantiza que tanto el bosque del que se extrae la madera, como las empresas que forman parte de la cadena de suministro del material cumplen los estándares de sostenibilidad, otorgándoles la certificación y el logotipo FSC.
De esta forma, nosotros en nuestro día a día podemos apoyar la gestión forestal de cualquier bosque del mundo apostando por productos que contengan este logo.
No obstante me gustaría aclarar que FSC no es una organización individual, sino que entre sus miembros se encuentran algunos de los grupos medioambientales líderes de todo el mundo (WWF y Greenpeace), organizaciones sociales (la National Aboriginal Forestry Association de Canadá), empresas (Tetra Pak y Mondi PLC) y propietarios y administradores forestales, empresas de procesamiento, activistas y particulares como cada uno de nosotros que colaboramos en nuestra vida cotidiana. Asimismo, el FSC es miembro de la Alianza ISEAL, una asociación global de sistemas de estándares sociales y ambientales que incluye a Fairtrade, el Marine Stewardship Council (MSC), y Rainforest Alliance
Para finalizar, me gustaría resaltar que la utilización de la madera como material es la apuesta por el desarrollo sostenible, no sólo porque es un material natural, ecológico y renovable, sino también, porque su crecimiento fija CO2, principal gas causante del efecto invernadero y del cambio climático, y porque en la transformación de la madera se necesita un menor gasto energético, además de ser un material reciclable y producir desechos biodegradables.
Con el  consumo responsable de la madera se contribuye al crecimiento de los bosques (tanto flora como fauna) y se disminuye el cambio climático. Cada m3 de madera fija aproximadamente  1 tonelada de CO2.
Tanto la guía de Greenpeace como FSC simplemente son una herramienta para luchar contra la deforestación y el cambio climático. No existe una ley que controle a nivel global la gestión forestal, ni prohíba la explotación de un determinado tipo de madera. Está en tu mano apoyar una gestión forestal favorable utilizando maderas recomendadas como son las certificadas FSC, recicladas o el corcho.
Muchas gracias.

Toca Madera·Irene Jimeno

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS.

www.fsc.org
www.greenpeace.org