La madera y sus derivados están compuestos principalmente por celulosa y lignina, los cuales a su vez se componen de carbono, hidrógeno y oxígeno, elementos responsables de su combustión.
Sin embargo, la madera no arde tan fácilmente como a priori podríamos pensar. Para que la madera entre en combustión necesita una temperatura superficial superior a 300 ºC en un plazo de tiempo corto o medio y superior a 400 ºC en el caso de ausencia de llama. Por otro lado, la madera posee una gran ventaja en caso de incendio, ya que es un material con una gran capacidad de aislamiento térmico.
La madera expuesta en un incendio presenta un comportamiento estructural muy favorable debido a la formación de tres zonas diferenciadas en la pieza afectada por el fuego:

1. Zona carbonizada: Producida por una combustión inicial y rápida de la superficie de la madera. Esta madera quemada ha perdido su capacidad resistente y actúa como aislante, (6 veces más que la propia madera).

2. Zona de pirólisis: Por debajo de la zona carbonizada en la que las propiedades de la madera se ven afectadas por el efecto de la temperatura.

3. Zona intacta:  Se encuentra por debajo de la pirólisis y es la parte de madera no afectada por el fuego ni por las elevadas temperaturas y por tanto, sin alterar sus propiedades resistentes.

                Por lo tanto, la capacidad portante de la estructura se debe a una simple reducción de la sección, más que a una pérdida de resistencia del material. La sección reducida es el resultado de eliminar a la sección inicial la profundidad eficaz de carbonización, en las caras expuestas, obtenida durante el periodo de tiempo considerado de cálculo. *La madera maciza no arde rápidamente.
                Para determinar la sección resultante después de un incendio, existe una relación lineal, denominada velocidad de carbonización, entre la profundidad de carbonización y el tiempo transcurrido. Este valor depende del tipo de madera y no de la geometría de la pieza, siendo: 0,70-0,80 mm/min para coníferas y 0,55-0,70 mm/min para frondosas.
             Cuanto más elevada sea la densidad de la madera menor facilidad tiene para comenzar a arder y más lenta es la combustión. Aunque pudiera parecer que el contenido de humedad en la madera también afectaría a la combustión, en realidad, no tiene mucha importancia ya que la mayor parte de las estructuras de madera se encuentran entre el 8-15% de humedad.
Algunos factores que aumentan los efectos del fuego son las fendas y las uniones.
A través de las fendas, el fuego accede con mayor facilidad y rapidez al interior de la pieza, resultando una velocidad y profundidad de carbonización mayor.
Las uniones suponen el punto débil en caso de incendio. En los ensambles de las piezas se producen las mayores profundidades de carbonización. En las uniones existen juntas que facilitan la penetración del fuego y además, estas uniones pueden estar realizadas con elementos metálicos que favorecen la propagación del calor en el interior de la pieza.
Por último, es importante tener especial cuidado, una vez sofocado un incendio, con el agua residual del suelo y de los muros de la edificación, además  del que puede entrar mediante las cubiertas destruidas. El desarrollo de unas condiciones óptimas de humedad puede provocar la aparición de pudriciones, volviendo al origen de la patología biótica.
Muchas gracias.

Toca Madera·Irene Jimeno

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS.

VV.AA. (2014). Guía de la madera(II). Productos básicos y carpintería. Ed. AITIM, Madrid.
Arriaga, F., Peraza, F., Esteban, M., Íñiguez-González, G., Bobadilla, I. y García, F. (2002). Intervención en estructuras de madera. Ed. AITIM, Madrid.
Argüelles Álvarez, R., Arriaga, F., Esteban, M., Íñiguez-González, G. y Argüelles Bustillo, R (2013). Estructuras de madera. Bases de cálculo. Ed AITIM, Madrid.